"Extraños en el tren": Blanco o negro...



Todos tenemos un lado bueno y un lado malo, uno blanco y uno negro. A veces uno se desarrolla más que otro, o se reprime, según la personalidad, el entorno, etc. Esta es la teoría que plantea el libro de Platón que Guy Haines está leyendo en un tren cuando es interrumpido por Bruno Anthony. La fuerte y dominante personalidad de Anthony se impone sobre el carácter débil e influenciable de Haines, quien parece ser el blanco perfecto para un macabro plan. Ambos sienten que tienen personas que sobran en sus vidas, que si no estuvieran sería mejor. Guy sólo lo piensa, pero Bruno es más concreto y propone los crímenes perfectos. Dos desconocidos, de distintas ciudades, a los que nadie conoce se deshacen de los seres que los molestan: la esposa (Guy), el padre (Bruno). Un plan que no podría fallar.
A partir de este planteo se desarrolla la historia de "Extraños en el tren", clásico del cine de Alfred Hitchcock de 1951, basado en la novela de Patricia Highsmith, que por primera vez fue llevado al teatro, y estrenado mundialmente este verano en Mar del Plata, con un destacado elenco formado por "El Puma" Goyti, Ludovico di Santo, Pompeyo Audivert, Martina Guzmán, Alejo García Pintos y Adriana Aizemberg.
Con una destacada escenografía, esta puesta dirigida Manuel González Gil cumple con la difícil tarea de adaptar un clásico del cine a las tablas. Con excelentes actuaciones, sumadas a efectos de sonido, luces y música que crean un clima de suspenso y misterio, dan como resultado una interesante y entretenida propuesta que seguramente no defraudará a los fanáticos de Hitchcock.
La adaptación tiene algunas modificaciones con respecto a los personajes, entendibles para una puesta teatral, ya que el personaje de Guy es tenista en la novela original, mientras que ahora se lo presenta como arquitecto. La película tiene varias escenas en partidos que sería imposible llevar al teatro. Pero lo importante es que este "invertido", acosador y obsesivo Guy está magníficamente interpretado por Goyti, quien le suma su histrionismo en escena, y logra su cometido de seducir y dominar a Bruno. Asimismo está bien acentuada la relación edípica de Guy con su madre, personificada por Adriana Aizemberg. Y como suele decirse, no hay personajes secundarios ni menores, sino que todos tienen su importancia. En este caso, es vital el aporte de Pompeyo Audivert con un soberbio y casi caricaturesco detective.
La obra se presenta de miércoles a domingos, a las 21:30 en el Teatro Güemes.

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